PORQUE NO SON SOLO NIÑOS «MAL COMEDORES»
Los problemas sensoriales relacionados con el sabor, la textura, el olor o la apariencia de los alimentos son comunes en personas con ARFID. Estas sensibilidades pueden dificultar el consumo de una amplia variedad de alimentos y pueden llevar a evitar ciertas texturas o sabores.
Experiencias traumáticas y negativas con la comida, como incidentes de atragantamiento, intoxicación alimentaria o reacciones adversas a alimentos específicos, también pueden contribuir.
Condiciones como la ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), el TDAH o el trastorno del espectro autista (TEA) pueden hacer que probar nuevos alimentos o comer en entornos sociales desconocidos sea extremadamente difícil.
Metro Facultats/Benimaclet